En su más reciente exposición celebrada en el Greenville Country Art Museum de Carolina del Sur, la pintora explora la intimidad del dormitorio en los momentos en que se usa para la soledad y el reencuentro con uno mismo.
Hay que reconocer que para muchos de nosotros, la cama es mucho más que un lugar dónde dormir – y no estoy pensando en “lo único” si eso es lo que se os ocurre-… queridos lectores, en esta ocasión el post no va de sexo, aunque suceda en el dormitorio.
En Mayers explora estos espacios sagrados en los que las modelos muestran su fragilidad y traslucen su modo de digerir la vida, en medio de un entorno que nos invita a descifrar sus códigos secretos. Estampas introspectivas en las que una se siente, un poco, como una entrometida que perturba el silencio que las protagonistas.
Los óleos de Karen retratan mujeres que buscan la soledad para escapar del ruido exterior o sencillamente para sobrevivir. Todo un ejercicio de autoconciencia, relajante y terapéutico y no solo para la artista. Muchos practicamos éste “deporte olímpico” en el que una se entrena en el arte de ser mujer y no perecer en el intento.
La complejidad psicológica que transmiten va más allá de las fronteras de sus cuerpos y los trasciende en las bellas composiciones que decoran los espacios.
En la cama, a solas, he pasado más de la mitad del último año. Mirando al techo, abrazando la almohada o, sencillamente, sobreviviendo. Quizá por eso cuando Roma me sugirió a esta artista para un post, no pude sino esbozar una sonrisa.
Fuentes: